Non Nobis Domine

lunes, 11 de agosto de 2014

Los iniciados, de Ramón Soler Viñals

Este texto pertenece a D. Ramón Viñals, publicado en Diario Masónico 


Los iniciados

Con ocasión de compartir una cena de hermandad de una Logia sucedió que en la sobremesa salieron a relucir diversos temas concernientes a nuestro Arte. 




Precisamente un Hermano llamó mi atención queriendo saber más sobre los orígenes de nuestra antigua Orden, lo cual derivó en diferentes comentarios sobre el sentido de lo que llamamos “Iniciación”, uno de los muchos términos que usamos habitualmente en Logia y que tan difícil es de determinar, ya que cada uno de nosotros va desarrollando su camino iniciático a su ritmo y manera. 

Pero en cualquier caso creo que para comprendernos a nosotros mismos, y poner orden en nuestras ideas y conceptos, siempre será bueno echar un vistazo a nuestro pasado ancestral, al pasado de todos aquellos hombres que como nosotros se han autodenominado: 
Los iniciados Por ello aprovecho unos momentos para escribiros a continuación algunos retazos sobre la historia de las agrupaciones de iniciados y así todos comprendemos mejor la trascendencia del concepto, y el honor y compromiso de ser hoy un iniciado. 

Empezaremos por lo más simple. Como es natural todos sabéis que la Masonería Regular universal es una orden iniciatica formada por varones que se consideran creyentes en algún concepto deísta, o superior, o creador, donde sin embargo no se admite ninguna discriminación por razón de religión, tal como se preceptúa en las viejas Constituciones del 1723, por las que aun nos regimos hoy en día los casi diez millones de Masones Regulares del mundo. 


Se dice en su Artículo Primero “…el masón no será nunca un ateo ni un irreligioso estúpido..” y se apresuran a añadir “… pero se dejará que cada uno tenga sus propias creencias, siendo hombres de bien y leales, o lo que es lo mismo hombres de honor y probidad, sean cual sean sus denominaciones o creencias religiosas “ y este artículo termina diciendo “…y ello para que la Masonería sea el Centro de Unión y el medio de crear lazos fraternales entre personas que podrían quedar perpetuamente distanciadas.” 

Un buen ejemplo de este concepto lo fue la ceremonia en Tenida Blanca celebrada en Barcelona hace unos meses en memoria de los Hermanos difuntos y a la que asistieron, y elevaron sus preces, un capellán católico, un pope ortodoxo, un obispo evangelista, el rabino y el imán de Barcelona y también el lama de la comunidad budista, religión esta última que no tiene un dios creador y se basa en la búsqueda individual de la serenidad existencial. 

Bueno, siguiendo con el tema, también todos sabéis que los orígenes de la masonería se pierden en los albores de los tiempos, y que su actual organización, llamada Masonería Especulativa, data de principios del 1700, y viene de un periodo, llamémosle transitorio, que puede ubicarse entre el 1600 y el 1700 donde en las Logias conviven una progresión creciente de masones especulativos con los meros operativos constructores, los cuales a su vez venían de los gremios de masones constructores, que se organizaron en corporaciones estructuradas, y que durante toda la Edad Media gozaron de libertades de organización y desplazamiento, hecho absolutamente excepcional en el feudalismo imperante en el medioevo, y por lo cual se les llamamasones libres o francmasones, freemasons, liber muratori o freimaurers, según lugar y lengua. 




Tanto los masones operativos, como sus sucesores, nosotros los especulativos, mantienen similares organizaciones estructurales, similares normas de comportamiento, similares simbolismos basados en sus herramientas de trabajo, y también son sociedades iniciáticas, donde el neófito o profano admitido debe de responder a diferentes evaluaciones y pruebas comprometiéndose al secreto característicos de los iniciados. Los gremios de constructores de la Edad Media son más próximos a nuestra actual ritualistica especulativa, y son a su vez descendientes de otros grupos de iniciados constructores, y detentadores del conocer de las ciencias y de los Misterios, cuya existencia se remonta a los primeros tiempos del hombre social e intelectual, manteniendo todos ellos, sorprendéntemente, a lo largo de los siglos muy similares pautas de iniciación, de simbolismo y de actuación. Para comprender estos lazos históricos y filosóficos de los iniciados de todos los tiempos es interesante dar un rápido paseo por la Historia de los orígenes, hechos y circunstancias, todas rigurosas y científicas, de los elementos que se conjugan entre los iniciados, con lo que se visualiza lo que yo llamo “la existencia permanente entre los hombres de unos iniciados que vienen manteniendo a través de todos los tiempos unos mismas constantes ideales de servicio, perfección y trabajo”, eso sí, con títulos externos diferentes, pero con idénticos objetivos y, sorprendentemente, con simbolismos y ritos de iniciación muy semejantes. 

Así pues hoy en día la orden de los constructores o masones es la más antigua del mundo, y sus orígenes e inicios se pierden en los albores de los tiempos. Ello ha dado lugar, como siempre ocurre en estas circunstancias, a no pocas especulaciones y leyendas, leyendas antiguas que nunca son desdeñadas por el investigador, ya que en ellas suele siempre haber indicios reales. 



En cualquier caso expondré a continuación solo algunos hechos absolutamente probados, probados tanto por lo que llamamos “las fuentes”, que son los textos y las referencias escritas, así como por los trabajos arqueológicos más recientes. Describiré, como ejemplo, a la más antigua cofradía de masones que tenemos bien documentada, y cuyos ideales, e incluso ritos, vienen en su esencia repitiéndose a través de los tiempos. 

Esta cofradía cuyos iniciados detentaban el conocimiento de todas las ciencias, y el saber de la construcción, la encontramos en el antiguo Egipto. No en balde los textos faraónicos definen a Dios como “el Arquitecto soberano de los mundos” que probablemente es el origen del “Gran Arquitecto del Universo” de los masones. Así como el arte de la construcción ya era denominado, al igual que nosotros hoy, el “Arte Real”, y en el rito de fundación de los Templos se nos habla de “Los Hijos de la Luz”, como nosotros que en la iniciación “vemos la luz”. 




El Faraón es citado como Gran Maestro de las Obras. Y en la gruta de la Diosa Mertseger ya se nos habla “del silencio que deben respetar los iniciados” en clara alusión al secreto de ritos y conocimientos. Y en los textos murales los miembros de esta antiquísima sociedad iniciática se autodenominan “Servidores de la armonía” concepto superior hijo de la hermandad. La escuadra, el compás y la plomada ya son herramientas simbólicas que encontramos decorando paredes y que incluso llegan al gran público como amuletos en fayenza, metal o piedras preciosas, como podemos ver en el British Museum y en otros museos, y son utilizados como portadores del equilibrio, la rectitud y la mesura. 



Son los mismos utensilios simbólicos de las Logias actuales y todo ello es aun de máxima actualidad en la Masonería e incluso la frase convencional de buenos deseos egipcia de tengas Vida, Fuerza y Estabilidad no es diferente de la Salud, Fuerza y Unión de los masones de hoy, quizás incluso la forma egipcia es aún más profunda. La evidencia arqueológica más interesante de esta Cofradía de los constructores iniciados egipcios la encontramos en Deir el-Medineh, en un yacimiento datado hacia el 1315 a.c., donde, gracias a las excavaciones del arqueólogo francés Bruyère, se han determinado una serie de espacios físicos para actos rituales y se han desvelado las inscripciones que relatan todo lo que acabo de citar. También las excavaciones nos han revelado más detalles significativos de esta cofradía: 

Resulta que según sus constituciones separaban sus lugares en talleres donde se repartían las tareas divididos en aprendiz, compañero y maestro. Cada iniciado lleva el título de “El que escucha al maestro”. El aprendiz se define como el hijo que acaba de nacer o ver la luz. Los compañeros están al servicio de los maestros y se ocupan de los “escritos celestiales” es decir los bocetos. Los maestros alcanzaban una alta clase social al lado de quien veneraban como Gran Maestro, el Faraón. 




Los ritos iniciáticos se celebraban curiosamente en una tumba, pero para los egipcios este es lugar de bajar a la muerte y resucitar a la vida del saber, como en el ritual de la leyenda del maestro masón, y además la palabra tumba en egipcio clásico se puede también traducir como taller. Una estela del British Museum explica que un hombre paso la noche reflexionando antes de ser admitido y luego se somete a un vasto examen de conciencia y progresivamente muere el “hombre viejo” para renacer el “hombre nuevo”, igual que hoy en día en la Masonería. Por lo demás es bien conocido el rito egipcio del paso por la piel, el iniciado era introducido dentro de una piel sobre la que los sacerdotes practicaban ritos de resurrección.(Este rito lo volvemos a encontrar en el siglo V y en la Edad Media) Los miembros de la cofradía de Deir el-Medineh iban vestidos con delantal ritual que permitía identificar a los iniciados de los profanos. Todos pagaban cotizaciones para un fondo común. 




Y gracias a las excavaciones conocemos los lugares donde se reunían para sus asambleas, y en sus banquetes rituales, que discurrían en densísimas veladas, y donde se transmitían temas científicos, mitológicos y espirituales además de los propios de la construcción. Y dos hechos apasionantes que nos han revelado las excavaciones: el primero en la Tumba 218 del iniciado Amennakht este es representado antes de la iniciación como un cuerpo muerto negro, el del profano que no ha visto la luz, y por la compresión del rito renace y es representado resplandeciente como el “Hijo de la Luz”; y el segundo es la turbadora leyenda que nos revela Deir el-Medineh de un Maestro llamado Neferhotep, nombre que significa “la perfección en la belleza”, asesinado por un obrero que quería usurpar su saber. Leyenda idéntica a la más célebre de la Masonería y que data de catorce siglos antes de nuestra era y que seguramente ya venía entonces de más antiguo. 




Y este contexto, de una manera u otra, lo vamos encontrando repetido y repetido hasta nuestros días a través de todas las escuelas iniciáticas que se han ido sucediendo superponiéndose muchas veces unas otras y, ciertamente, trasmitiéndose un saber y hacer que ahora sería prolijo detallar, y que comprende las escuelas iniciáticas Pitagóricas, Eleusiacas, y las importantísimas Mitraícas, que los ejércitos romanos expanden por todo el mundo conocido y se ensamblan con druidas y celtas. Del culto de Mitra se ha llegado a decir que si el cristianismo no se hubiera expandido, hoy el mundo sería mitraíco. Se podría seguir con Euclidianos, Esenios, Gnósicos, Terapeutas y Culdeos. 

Por cierto que el saber iniciático y el saber intelectual, el trabajar en secreto, han despertado en todos los tiempos las suspicacias del poder y de las religiones oficialísticas con no pocas prohibiciones y persecuciones. En cualquier caso, y como demostración de la continuidad histórica de los ritos de las escuelas iniciáticas que os acabo de nombrar, baste con decir que el Rito de Eleusis, originario del norte de Atenas, y que se expandió por todo occidente hasta que fue prohibido por Teodosio II, comportaba varios grados y al neófito, después de permanecer en un lugar de reflexión, era presentado a la congregación donde se le interrogaba, se le pedía un juramente después de dejar todos los “metales” (bienes terrenales) y se le exigía guardar secreto y recordar una palabra de pase. 




En la ceremonia de iniciación pasaba las pruebas de los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El candidato llevaba la mano derecha y el pie izquierdo envueltos con lienzos de color amarillo y se le explicaba que no debía limitarse a meditaciones esotéricas, sino que debía de intentar que brillase la luz (la sustancia de la iniciación) entre los hombres. Cicerón, Augusto, Filipo, Píndaro, Platón y Sófocles, fueron algunos de sus ilustres iniciados. 

Para nosotros los masones actuales es también muy interesante la escuela Pitagórica. Pitágoras, que nació en Samos en el siglo VI a.c. fue iniciado en los Misterios Egipcios y paso más de 20 años en los templos egipcios estudiando la Hermética, cuyos valores filosóficos e incluso concepciones científicas son aun vigentes hoy en día. 

Los pitagóricos, también más allá de trabajar la “mesura” en sus actos aplicando simbólicamente conceptos geométricos, querían influir en la sociedad, formaban una sociedad fraterna y también se dedicaban a la construcción. Fueron masacrados bajo Cesar. Pitágoras distinguía tres grados: los oyentes, los discípulos y los iniciados que llamaba “físicos”. 




El postulante se presentaba a la asamblea desnudo, juraba mantener el secreto y practicar el silencio, se le enseñaba identificarse con un tipo de apretón de manos y a reconocerse por unas palabras, como “¿qué es lo más bello?” a lo que debía responder “La Armonía”. El saludo que intercambiaban representaba el castigo de la degollación si era perjuro. Una vez uno era iniciado se le revestía con una capa blanca y así asistía a los ágapes fraternos donde acudían como máximo diez iniciados. 

Muy interesantes son nuestros antiguos hermanos Esenios. Los conocemos como florecientes ya en el siglo II a.c. aunque en el año 65 a.c. fueron perseguidos por el poder oficial y se exiliaron a las cuevas de Qumram frente al Mar Muerto. Subsistieron hasta el año 70 d.c. Su rito esencial era el ágape fraterno donde el iniciado era admitido después de ser purificado con agua y prestar un juramento terrible de no relevar el secreto. Nadie hablaba sin permiso en las asambleas y para tomar la palabra se levantaba y decía: “Tengo algo que decir a los Numerosos”. Su título era “Hijo de la Luz”. 

Fijaos Hermanos; el Rito usado para convertir al iniciado en maestro se basaba en la muerte violenta del Maestro de Justicia que practicaba el oficio de arquitecto. 




En los textos que nos han llegado se dice “Estableció los fundamentos sobre la roca y utilizo el cordel de justicia para el armazón, y utilizaba la plomada de la verdad para controlar las piedras puestas a prueba”. Los símbolos de los esenios se han conservado en masonería: el delantal de lino blanco, el mazo, el escoplo y la estrella. Siempre me ha parecido muy interesante la corriente Gnostica. No conocemos muy bien sus orígenes y persiste hasta el siglo II donde sé auto afirman como una corriente esotérica dentro del cristianismo reservando enseñanzas a los que quieren ir más allá del bautismo y conocer los secretos del mundo celestial. Fueron cruelmente perseguidos por la iglesia oficial e incluso muchos siglos después los Templarios fueron acusados de gnosticismo. 




Fue una corriente de gran espiritualidad y sé auto denominaban “Hijos de la Luz”. Insistían en la figura del Demiurgo, el Ordenador del Universo, el Gran Geómetra del Universo. Tenían tres grados: purificación, iluminación y perfección. Se regían por el juramento del secreto y el silencio y se comunicaban con un alfabeto codificado. 

Fundamentalmente también encontraban la sabiduría en los Misterios Egipcios, en la Hermética de Thot. No podemos dejar de citar a los Terapeutas, los curadores, judíos provenientes de Egipto. Se dicen ciudadanos del mundo y practican las virtudes morales para acercarse a Dios. Usan el mismo gesto ritual de los Compañeros Masones ( que ya encontramos también en Egipto como signo HENU en mastabas de las Dinastías IV y V y en tumbas de las Dinastías XII a XIX como en la de Ramsés I). Su rito principal también era el ágape servido solo por los más jóvenes iniciados al que asistían vestidos de blanco. 

Su recuerdo persistió durante toda la Edad Media y muchas de sus ideas fueron integradas en la masonería del siglo XVIII. Para terminar esta ojeada a la antigüedad es siempre necesario mencionar el Mitraísmo que, como decía más arriba, estuvo a punto de sustituir al Cristianismo si no hubiera sido porque en el año 391 un Decreto prohibió cualquier culto “pagano” e incluso su práctica en privado. Esto ocurrió como consecuencia de los actos de Juliano el Apóstata propiciando el culto a Mitray que acabaron con su caída desencadenándose actos violentos contra los Templos de Mitra instigados por Ambrosio Arzobispo de Milán. 

En el siglo V ya no hay rastro de mitraismo y el cristianismo es obligatorio. Podemos decir que en aquella época es cuando aparece en la humanidad la intolerancia religiosa y los credos que se proclaman como la única verdad. Los Templos de Mitra son bastante pequeños, pero muy abundantes. Solo en la zona de Roma conozco de 11, muy difíciles de visitar sin permisos, con excepción, a veces, del mitreo bajo la Iglesia de San Clemente. Existe un claro ocultismo de este rito, quizás por el hecho de que el mismo cristianismo asimiló, en los siglos de convivencia de ambos credos, una serie de sus símbolos y de sus representaciones. Dejando a parte las representaciones divinas bastará aquí con decir que en los templos de Mitra su bóveda representa el firmamento estrellado, como en muchas Logias de hoy. Existe una sala de reflexión para los postulantes a la iniciación, y en el mitraismo existen siete grados. El iniciado juraba mantener el secreto de los misterios estando completamente desnudo con los ojos vendados y las manos atadas. 


En el momento culminante de la ceremonia es empujado por la espalda simbolizando que es asesinado por la incomprensión de los hombres, cae tendido al suelo como un cadáver, pues el papel de la iniciación es el que resucite a la “luz”. Luego se le muestra una espada ensangrentada diciéndole que es con la que ha sido asesinado el “Maestro Primordial”. Entonces en el centro del Templo ve a Mitra matando el toro en el gesto que recuerda el origen del mundo en una cosmogonía de inmolación que encontramos en las tradiciones desde la más antigua Persia hasta el cristianismo. 

Y este Mitra va siempre tocado con un gorro frigio que en la Edad Media llevaban también los maestros de obras y lo llamaban Gorro Mitráico. El mitraismo tenía, como no,siete grados y naturalmente el iniciado pasaba las pruebas de la tierra, el aire, el agua y el fuego. 





También el celtismo y los druidas se alimentaron de tradiciones mitraicas, así como la cofradía de los Culdeos que, ya en el siglo V, substituyó a las opera o cofradías de constructores romanas. Estos Culdeos se revestían de hábito blanco y en la iniciación el profano entraba, como en el antiguo egipcio, en una piel de animal muerto. Moría el hombre viejo y renacía a la luz el nuevo. Tenían signos de reconocimiento, juraban el secreto y guardaban un silencio reglado. 





La iniciación de Mowgli 
Del Libro de la Selva, historia en la que la simbología Masónica se repite a lo largo de sus páginas, y cuyo autor es Rudyard Kipling, Masón, Bombay 1865, Londres 1936








Los iniciados (continuación)







Para no alargarnos demasiado podemos retomar el hilo de nuestro paseo histórico dando un salto desde la antigüedad clásica para a irnos ya a la plena Edad Media. Cuando prácticamente solo los Gremios de Masones Operativos, algunos pocos monjes y los Caballeros de las Ordenes Militares eran dueños del saber, y conocían como profundizar en los Misterios antiguos. 




Así pues en un momento dado, por los siglos XII y XIII, los únicos dueños del saber continuador de las escuelas iniciáticas son los Masones y también los Templarios, y es difícil imaginar los unos sin los otros. Los Masones construían castillos, templos, murallas, pero los Templarios, con su también poder temporal, eran la parte importante receptora del trabajo de los masones y aun más, eran artífices del dominio económico que permitía a Obispos, Nobles y Reyes hacer frente a los gastos económicos que comportaban las impresionantes construcciones del medioevo. 




En fin, Masones y Templarios compartían trabajos, saber y ceremonias iniciáticas heredadas de los antiguos; por ello os hablo ahora un poco de los Caballeros Templarios ya que de los Masones Operativos medievales seguramente estáis bien informados. No hace falta repetir las vicisitudes de la historia de los Templarios y de su brutal desaparición en 1314. Yo acabo de haceros notar las indudables conexiones y complicidades que debían de existir entre Masones y Templarios. Pero lo más interesante son las semejanzas entre la iniciación de un Caballero Templario con las de incluso un masón actual. 




Ello nos ha llegado a través de retazos históricos, pues estas ceremonias eran evidentemente secretas. Sabemos que el neófito Templario pasaba por un periodo de reflexión frente a una calavera, era sometido a un interrogatorio de “de donde venís” “sois de buena voluntad” y se pregunta a la asamblea “si entre vosotros hubiera alguno que conozca algo que impida..” como en la cámara de reflexión del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Se le menciona al que se inicia el ideal de llegar a ser como la piedra pura del cielo, alusión muy congruente con la piedra pulida de los masones.




Y hay también aquella ceremonia turbadora de muerte y resurrección, y resurrección a la luz, cuando el novicio ha de pasar sobre una tumba abierta, en este caso de Jesucristo, simbolizada con una cruz. Adicionalmente no son menos significativos para la comparación del contenido iniciático del Temple con el Masónico los hechos de que el Gran Maestre del Temple sea nombrado en muchos escritos como el “Arquitecto” y que su símbolo de mando fuera el ábaco, el bastón sagrado de los Maestros constructores de Templos desde los lejanos tiempos de Egipto. 



Es más está perfectamente atestiguado que en la celebración del solsticio de San Juan de invierno se reúnen Templarios y Masones, y que los Maestros de ambas Ordenes encienden personalmente las hogueras rituales. La persecución y destrucción de la Orden del Temple marca también un hecho trascendental para los Masones. Muchos Caballeros logran escapar y es de lógica incontrovertible el que algunos buscaran refugio entre los Francmasones. De aquí nace la reivindicación de que algunos Templarios habrían creado el Rito Masónico denominado Escocés Rectificado y ello da lugar a que en nuestras ordenes colaterales, en muchos lugares de Europa, esté presente el Rectificado constituyendo Prioratos con el título de “Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa”. 


El relato se basaría en que ciertos Templarios se habrían refugiado en Escocia, cerca de Heredon, donde fueron acogidos por los Caballeros de San Andrés del Cardo. Esto está atribuido hacia el 1340, aunque existe otra versión según la cual el Rey escocés Bruce los habría acogido y habría fundado en su honor la Orden del Cardo en 1313. Por el lado de los Masones operativos en aquella época, lo que sí es un riguroso e incontrovertible hecho, es la existencia atestiguada de Logias muy estructuradas en Inglaterra hacia 1.212 y en Francia (en Amiens) hacia el 1.221, y los francmasones estaban dotados de constituciones muy elaboradas, que podemos suponer venían ya de mucho tiempo antes. Algunas de estas constituciones las encontramos publicadas, como en el caso del Manuscrito Regius del 1390. Y es un hecho fundamental el que desde el mismo momento de la desaparición del Temple hasta hoy mismo, existe en la Masonería una constante mención de los ideales Templarios de sus hazañas y ritos. 


Un masón moderno debe de tener, para bien comprender el sentido que pueda imprimir a su personal camino iniciático, un gran interés por conocer la historia de la masonería antigua, pues por algo somos una hermandad, una familia, y a quien no le interesa conocer de donde viene para saber a donde va!!. Hay miles de libros serios sobre la historia de la masonería y los masones. 

Algunos sobre su antiguo pasado en general, y otros sobre los particulares de un país o incluso de una región o de una ciudad. Rechazad los escritos de esoterismos tontos y de fantasías; con una simple ojeada ya veréis si son un panfleto. 

Como que el tema “masonería” despierta mucho interés siempre hay desaprensivos que explotan el tema para vender libros. Con todo tienen mucho interés los libros antimasónicos, pues con sus ataques, y por pasiva, uno se va reafirmando en nuestros valores e ideales. Una buena práctica es la búsqueda de publicaciones sobre nuestro Arte. 

Yendo de viaje es bueno husmear por librerías, por tiendas de Grandes Logias y, como no, también entre los libros de viejo. Todos los Hermanos deberían de tener su propia biblioteca de libros masónicos. Son sus propias herramientas de investigación y de elaboración de su camino hacia el inalcanzable fin del conocimiento iniciático perfecto. Hay tema para toda una vida. En cualquier caso os recomendaría como libros de cabecera la Historia de la Masonería de nuestro amigo el jesuita José Antonio Ferrer Benimeli, y una traducción de las Constituciones de Anderson que, a parte de sus especulaciones más o menos fantasiosas sobre los orígenes de la Masonería, contiene las Reglas por las que aun nos regimos los Masones Regulares hoy. 



Quizás un libro interesante para que vuestro nexo de unión con los Hermanos de la antigüedad se consolide es el tener un ejemplar del poema Regius que he citado ya que contiene las reglas, normas y constituciones de unos Hermanos del 1390. Este libro, cuyo original está escrito en inglés arcaico y se halla la British Library, se puede encontrar traducido a diversas lenguas. Es absolutamente apabullante como en el Regius se dice en esencia todo lo que seguimos diciendo y se describe todo lo que seguimos haciendo. Incluso yo recomendaría el leer versículos del mismo en Logia. 

Claro que este poema tiene el interés adicional de ser uno de los pocos documentos escritos que nos han llegado, pues como es sabida la trasmisión era oral y el secreto es siempre bien guardado. Sin embargo el libro no rompe ningún secreto y en cambio insta a guardarlo. Tampoco cita palabra secreta alguna ni fórmula alguna de juramento de iniciación, pero algunas muy similares a las de hoy se han encontrado en constituciones de masones como las de Canterbury y otras. 

Estas formulas de juramento antiguo son la esencia que debería trasmitirse a los nuevos iniciados, porque son el nexo que une nuestra cadena de Hermanos a los de todos los tiempos. 

Varían algo según tiempos, pero vienen a decir lo mismo. Es espiritualmente elevador pensar en los miles de Hermanos que siglos atrás dijeron…..”Juro por Dios y San Juan (patrón de los masones junto con los Cuatro Coronados) asistir a la Logia, obedecer al Maestro, guardar las llaves (se refiere al secreto)……bajo la pena de tener la g.r. y la.l.a.del m. y arrojada a la orilla allí donde el flujo y el reflujo de las olas llegan cada día dos veces…….” 

He hecho una referencia a los Templarios pero que quede claro que si bien tenemos una organización colateral, de la que os hablare más adelante, llamada Gran Priorato de España de las Ordenes Militares, Masónicas y Religiosas del Temple y Malta, jamás osan los Masones proclamarse descendientes de la Orden de los Templarios, como han hecho un sinnúmero de grupos, algunos con nefastas consecuencias. 

Ved, ya en el Siglo XIX fue entregado a Napoleón Bonaparte una carta, supuestamente del Siglo XIV, la llamada Carta Larmenius, según la cual Jacques de Molay habría entregado antes de morir la maestranza del Temple a este tal Larmenius, y en función de ello existiría una sucesión legítima, que Napoleón reconoció, creando la Orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén, y que aun hoy existe. Personalmente creo que el astuto Napoleón intento con este reconocimiento crear una Orden en contrapeso de la del Hospital de San Juan de Jerusalén (dicha de Malta) que de facto había él disuelto en 1796 ocupando la isla de Malta, y como consecuencia de ello se encontraba con el problema de que Caballeros dispersos, sobre todo en los Estados Italianos, reivindicaban la soberanía de Malta y difundían un mensaje antinapoleónico. 



En cualquier caso existen numerosas ordenes que se reclaman seguidoras o hasta herederas de la de los Templarios. El Vaticano ha realizado un censo donde aparecen más de cuatrocientas con los más variopintos objetivos. 

Como la de la magia en la Ordo Templis Orientis, la lucha contra la droga de los Caballeros de la Alianza Templaria, la alquimia de la Orden del Temple Cósmico, o la Orden de los Caballeros del Temple y la Madre de Dios. Generalmente son gentes de buena voluntad e incluso realizan actividades meritorias, pero en algunos casos el espíritu templario ha sido profundamente mancillado como lo es en el caso del Ku Kux Klan americano que reivindica herencias templarias, o en la Orden de los Nuevos Templarios que fundo en 1907 Von Liebenfels de carácter racista y a la que perteneció el Jefe de las SS Himmler. 

Lo más adecuado es decir que los legales herederos, al menos jurídicos y materiales, de los Templarios lo fueron los Hospitalarios, los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén, vulgarmente dichos de Malta. 

Quizás os chocará que os hable ahora un poco de ellos pero veréis sus también existentes conexiones con la Masonería. De los Hospitalarios tampoco es necesario disertar ahora sobre sus hechos históricos, sobradamente conocidos por todos vosotros. Me limitaré a las conexiones con la Masonería que tenemos perfectamente documentadas y bastará con decir que los Hospitalarios, después de las pérdidas sucesivas de Acre, Rodas y Creta, y estando asentados en Malta no tenían una vida tranquila. 

Se encontraban en la frontera marítima que separaba a los otomanos de los reinos europeos. Para esto precisamente estaban ahí. Pero por otra parte siempre tuvieron un, llamemos, activo intercambio cultural, y ello tanto por el hecho de la movilidad de los mismos Caballeros, provenientes de las clases altas nobiliarias de las diferentes lenguas europeas, como por el hecho de ser La Valetta, en Malta, puerto obligado de paso y refugio de escuadras y mercaderes de todo el mundo. 

Mucho del intercambio cultural de los siglos XVIII y XIX lo es gracias a los puertos. Y la masonería, ya en su esquema actual de masonería no operativa, sino solo especulativa, también es muy difundida por comerciantes y militares. En cualquier caso está atestiguada por sus propias actas la existencia en Malta desde 1764 de la Logia Harmony and Secrecy y que, fijaos, se dice literalmente en sus documentos que se rige por la “Doctrine of the Lodges of St. John of Scotland”, aquellas precisamente que reivindican desde antiguo el haber incorporado a los fugitivos Caballeros del Temple y su herencia espiritual y ritual. 



Esto es un poco como el eslabón perdido por el que podemos intuir, entre los Caballeros en Malta, no solo interés iniciático por la Masonería sino un recuerdo del espíritu templario, sanjuanista y solsticial latente desde siempre. También en Malta aparece otra Logia con un nombre similar, la St. John Lodge of Secrecy, que en el Registro de la Gran Logia de Inglaterra, la Logia madre de toda la Masonería Regular mundial, estaba inscrita con el número 539, siendo años después renumerada con el 448. Pues bien, según sus actas pertenecían a esta Logia altos cargos como varios Bailos – que son los jefes de las casas de las diferentes lenguas o nacionalidades, o jefes en provincias de ultramar – y también el mismísimo Gran Maestro Rohan que se inició en 1756 y su posterior y último sucesor Hompsech de Branderburgo. 

La Masonería debía ser desde hacía tiempo muy activa en Malta, como lo atestiguan los escritos del Papa Clemente XII instando al Gran Maestre a prohibir la actividad masónica en Malta, lo que se tradujo en una Orden del Gran Maestre en el 1740 prohibiendo las reuniones masónicas, pero que seguramente fue más formal que efectiva, no solo por lo que acabamos de explicar de las Logias documentadas sino por el curioso hecho, también documentado, de que el Gran Inquisidor en aquel momento, Joan Felip Scotti, también era masón. 



Y ahora con relación a los Caballeros del Hospital y nuestro Gran Priorato llegamos a un hecho histórico fundamental para nosotros. La legitimidad del colateral de la Gran Logia llamado Gran Priorato de España le viene de haber sido establecido por el Gran Priorato de Inglaterra en el año 1994, en una ceremonia que se realizo precisamente en la Gran Logia de Barcelona, y se celebró con un Servicio Religioso en el Monasterio de Montserrat presidido por su Abad. 

Este Gran Priorato de España, y como es habitual entre las organizaciones masónicas, sustenta su autoridad territorial por el reconocimiento de que como tal le dan todos los otros grandes prioratos del mundo. Pues bien, el Gran Priorato de Inglaterra, piedra madre angular de los Grandes Prioratos, se rige aun actualmente por unos estatutos aprobados el 24 de junio del 1791, siendo en aquel momento su Gran Patrón el Príncipe Eduardo de Inglaterra. Lo cual no quiere decir que exista solo desde entonces, sino seguramente de mucho antes, puesto que algunos Caballeros, que venían de corporaciones ya existentes, simplemente se reunieron aquel día de San Juan para dotarse de una estructura administrativa única y que continúa hasta hoy en día. 


Y si esto ocurre en 1791, ello quiere decir que al menos los Caballeros masones existentes en Malta debían de forzosamente conocer la creación y existencia de este Gran Priorato, puesto que la ocupación de la Isla por Napoleón, y la dispersión y práctica desaparición de los Hospitalarios, no se produce hasta 1798. Por lo tanto nuestro Gran Priorato en su forma actual es durante unos años coetáneo con la Orden de San Juan de Jerusalén y bastante anterior a la disolución de la Orden porNapoleón. 

Como ya os había comentado los Caballeros se dispersaron por varios estados no ocupados por los franceses y es muy lógico que algunos buscaran refugio en Inglaterra, sobre todo entre los masones. 

Con todo los que quedaron vagando por los Estados italianos fueron finalmente acogidos, ya mucho más tarde, y solo en 1834, por el papado, lo que ha dado lugar a la actual organización de la llamada Soberana Orden de Malta, cuyos miembros han de ser exclusivamente cristianos católicos, y que cuenta con sacerdotes y conventos de monjas, y realiza una benemérita labor de enseñanza y hospitalaria, sobre todo en Roma y Austria con su servicio de ambulancias, un poco como la Cruz Roja, una organización también creada en su día por el Masón Hermano Dunant. 


En algunas ocasiones el Gran Priorato de Inglaterra y la Soberana Orden de Malta han realizado actividades de beneficencia conjuntas. El Gran Priorato de España y la Preceptoria que yo mismo presido este año se reúne en la Sala Capitular del Monasterio de Santa Ana de Barcelona, antigua abadía del Siglo XII que ha quedado escondida entre edificios por la zona de la Plaza Cataluña, y que a su vez es también la sede de la Orden del Santo Sepulcro, fundada en el Siglo XIII y también ahora llamada Capítulo Noble de Aragón y Cataluña. 

Bueno solo he querido ofreceros un relato anecdótico y sucinto, con algunos ejemplos curiosos, de cómo los Misterios antiguos vienen de tiempos inmemoriales y han llegado hasta hoy en día a nuestra Masonería y también a nuestras organizaciones colaterales como el Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado o el Gran Priorato de España, las dos líneas del filosofismo que se prolongan de las Logias rojas de escocés o de las azules de la emulación o las verdes de San Andrés. 


Si habéis tenido la paciencia de leer este escrito, que en el fondo también me ha servido a mi mismo como “deberes de masón” para profundizad en el Arte, os doy las gracias por vuestra atención, y deseo que, a través de algunos retazos de las anécdotas de la historia, hayáis podido entrever toda la carga iniciática, cultural, humana, social y benéfica que los siglos han ido transmitiendo a nuestros miembros y ello tanto por el hecho de ser todos masones como también miembros de los cuerpos colaterales para cultivar el filosofismo y el espíritu caballeresco, valores que intentamos instaurar en nosotros mismos y llevar al mundo, junto con aquellos grandes ideales masónicos de tolerancia, fraternidad. 

Pero el mensaje que fundamentalmente este trabajo intenta transmitidos, queridos Hermanos, es esta pervivencia de los iniciados que buscamos la luz interior y el bien de la humanidad, siendo nosotros, los Masones, los justos y legítimos herederos de los Misterios de la antigüedad. 

Ramón Viñals i Soler



          

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